CARTAS ORGÁNICAS: LA CORRUPCIÓN ES UNA VERGÜENZA

“-Doctor, si necesita coimear coimee.

Él enrojeció como una amapola y la miró fijo:

-¿Coimear? ¿A quién?

Qué expresión tendría Iluminada, con ser quien es, se desconcertó:

-No sé –balbuceaba-. A los empleados... A los ordenanzas...

-¿Para qué quiere que los coimee? (...)

-No sé –tartamudeaba Iluminada-. Para que el expediente camine.

Él apretó los labios.

-No es necesario coimear a nadie, señorita.

Y desvió la vista como si Iluminada fuese un espectáculo indecoroso.

Ni que le hubiera propuesto un crimen –se desahogó ella después-. Miren si era para tanto, chino de mierda, cuando en este país la coima es una institución”. (1972) (1)

Marco Denevi (1920-1998)

La generalizada exclusión social en grandes regiones de todos los continentes a la par del avance gigantesco de la ciencia, la tecnología y la producción de bienes y servicios demuestran palpablemente que la ética es primordial para lograr el desarrollo sustentable.

La corrupción, en sus más variadas y aberrantes formas, menoscaba a la condición humana y corroe a la democracia desde sus bases más sólidas, de ahí que el accionar cívico deba prestar particular atención a esta cuestión, sabiendo de su ingente fuerza destructora y que, en algunos casos, como el clientelismo, tiene cierto grado de aceptación social aunque los argumentos esgrimidos sean absolutamente endebles y contradictorios con la ética que decimos sustentar.

Con bastante frecuencia los actos de corrupción se realizan con prácticas mafiosas donde se entrelazan los sectores más diversos, inclusive los creados y financiados para defender los intereses de la población como son los parlamentos, las estructuras judiciales, los gobernantes y las fuerzas de seguridad.

La connivencia entre algunos magistrados y quienes conducen políticamente el Estado es, muy posiblemente, la más perversa combinación destructora del sistema democrático y del desarrollo económico de cualquier región, más allá si está gobernada con el ojo derecho o el izquierdo.

Al respecto recordemos “Había una vez un muy pobre país, tan pequeño como la provincia de Misiones. Lo llamaban Albania. Un día los bancos se levantaron bondadosos y decidieron ofrecer apetitosos intereses a sus clientes. El 80% de los albaneses, tentados, depositaron sus ahorros confiados en la buena voluntad de los banqueros. Algunos, incluso, llegaron a vender tierras y ganado, y hasta utilizaron el sueldo de familiares con trabajo en Grecia e Italia, para obtener el codiciado 70% de interés mensual. El sueldo promedio de un albanés era –es- de 65 dólares.

Meses más tarde, las entidades quebraron misteriosamente y la gente descubrió, estupefacta, que los zares de la droga administraban allí sus millones y que, en realidad, habían caído en una estafa descomunal. El asombro aumentó cuando el gobierno reconoció haber recibido donaciones de esos bancos. ‘Si el presidente es amigo de los estafadores, entonces él auspició la estafa’ dedujeron los estafados y salieron a protestar a las calles. Desde el último 15 de enero, miles de manifestantes piden la renuncia del mandatario (1992-1997; 2005-2013) Sali Ram Berisha, (1944) y el 1° de marzo, los rebeldes –porque así llaman oficialmente a los estafados- robaron las primeras armas de un cuartel de la ciudad de Valona (...). La policía, en su afán de controlar lo incontrolable, golpeó más de lo debido y en la batahola murieron 13 personas. (...)

Contra viento y marea, el parlamento votó el lunes 3 que Berisha, quien controla el 85% de los escaños, siga un nuevo período de cinco años en el poder. (...)

El miércoles 5, los estafados tomaron el poder en Velona, Saranda y Delvina, tres ciudades del sur, y parecen más organizados que nunca. El gobierno, mientras tanto, anunciaba nuevas medidas: cortar la tevé extranjera, condenar a los militares que no castiguen a los rebeldes y prohibir las reuniones de más de cuatro personas. Del dinero, ni hablar”. (2) La historia de un pueblo que podría ser la de muchos otros.

TAMBIÉN

A veces, el encuadre legal permite amplios campos de acción para el desvío personal de los intereses públicos; en estos casos el debate se circunscribe a los andariveles éticos y la repulsa se inspira en la condena social.

En 1971, Horacio Casal dio a conocer su ensayo sobre los negociados en la Argentina, en donde relata una serie de hechos de resonante trascendencia. Sólo dos ejemplos. “En 1912, para el señor Intendente Municipal, doctor Joaquín S. de Anchorena, no tiene nada de malo que, luego de solicitar al Concejo otorgue la concesión pedida por la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad y luego de que el cuerpo acceda a su solicitud, pase a formar parte del directorio de la nueva empresa juntamente con el ingeniero Atanasio Iturbe, secretario de Obras Públicas, quien también avaló el proyecto. (...)

Como no podía ser de otra manera, dada la alta calidad de los integrantes de la Comisión de Conciliación, el despacho emitido resultó favorable para la empresa. Por eso, la Comisión de Servicios Públicos, a través del informe presentado por Germinal Rodríguez, se apresuró a dar su aprobación a aquel proyecto.

Y, cuando todo se deslizaba sobre rieles para los partidarios de la compañía, surge el inesperado veto del intendente, doctor Mariano de Vedia y Mitre, que dejó afeitados y sin visitas a los concejales y a los decanos universitarios que apoyaron a la Chade. Dicho sea de paso, al desprestigio que envolvió a esas eminencias se sumó la actitud del rector de la Universidad de Buenos Aires, doctor Vicente Gallo, quien, como árbitro en el conflicto entre la Municipalidad de Rosario y la compañía eléctrica de esa ciudad, filial de Sofina al igual que la Chade, se pronunció beneficiando con su opinión al trust eléctrico. Cosa que no debe escandalizar a nadie si se tiene en cuenta que, tanto el doctor Gallo como el decano de Derecho, doctor Zavalía (integrante, recordamos, de la Comisión de Conciliación), aparecen meses después como abogados de la empresa en el juicio que por tarifas indebidamente cobradas le seguía el señor Juan Bacci”. (3)

DESDE LUEGO QUE

En muchas oportunidades los intentos de corrupción son neutralizados por quienes administran las respectivas cuotas de poder de manera honrada. Indudablemente los valores éticos individuales son los que determinan la calidad de las conductas sociales.

Así mismo, las cartas orgánicas, sobre todo las basadas en la participación vecinal, pueden contribuir en mucho a disminuir y eliminar la corrupción en las ciudades que cuentan con la respectiva norma de máxima jerarquía local, en cuanto a los asuntos que le son de competencia exclusiva.

En estas décadas perdidas del Siglo XXI por la corrupción, los sesgos de concentración del poder de unos pocos, la notoria falta de alternancia en los cargos, el incremento de la violencia armada, numerosos conflictos sociales y partidarios encausados con nefastas agresiones, los millones de individuos subsidiados por el Estado con el dinero de los contribuyentes, la persistencia de las jubilaciones de privilegio, privilegiados políticos presos, etcétera, Santa Cruz sigue siendo la única Provincia de Patagonia sin ninguna localidad habilitada constitucionalmente desde 1957 para redactar sus respectivas cartas orgánicas; y varios casos de corrupción y acumulación de riquezas injustificadas inclusive de empleados públicos electoralmente exitosos.

Vaya a saber por qué el silencio al respecto es muy notorio salvo algunos pocos escarceos de muy baja intensidad y eficacia.

NOTA Y REFERENCIAS

Alejandro Rojo Vivot durante varios años impulsó la articulación de la sociedad civil en Patagonia de Argentina y Chile.

1) Denevi, Marco. Asesinos de los días de fiesta. El Ateneo. Cuarta edición. Páginas 97 y 98. Buenos Aires, Argentina. 1983.

2) Fernadez Cicco, Emilio. Por la gran estafa. Noticias. Página 114. AÑO XX, N° 1054. Buenos Aires, Argentina. 8 de marzo de 1997.

3) Casal, Horacio. Los negociados. Centro Editor de América Latina. Páginas 91, 101 y 102. Buenos Aires, Argentina. 1971.

Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor