Opinión Alejandro Rojo Vivot - Escritor 08/09/2022

CARTAS ORGÁNICAS: HABLANDO EN PÚBLICO DEMOCRÁTICAMENTE

La participación ciudadana es importante como así también prepararse cada uno para esas instancias como así también los jóvenes que puedan involucrarse capacitándose y entrenando, para eso la educación cumple un rol esencial en todos estos aspectos. Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor.

CARLOS MOREL (1813-1894). PAYADA EN UNA PULPERÍA

“Gracias a las palabras hemos podido superar a las bestias; y gracias a las palabras, a menudo nos hemos puesto al nivel de los demonios”. (1948) [1]

 

Aldous Leonard Huxley (1894-1963)

 

En democracia son claves las palabras expresadas públicamente, ya sea en debates como en exposiciones de ideas.

En cuanto a la participación ciudadana es necesario reflexionar y actuar en consecuencia con respecto a que todo individuo que, de alguna forma, se involucre activamente pueda manifestarse de tal manera que sea eficiente en su cometido.

En un diálogo donde intervienen diversas opiniones, se puede buscar dominar a los demás o alcanzar instancias distintas de reflexiones y consensos; también puede suceder que, en definitiva, se resuelva por votación de todos los presentes.

Esquemáticamente: los voluntaristas hacen lo que pueden y los eficaces se preparan previamente identificando metas precisas de lo buscado. El resto es magia o algún sucedáneo.

 ADEMÁS

Con alguna alta frecuencia, los que trabajan en política partidaria u otras organizaciones como gremios, cámaras, etcétera, dominan técnicas referidas a hablar en público aunque algunos practican la sarasa, los discursos basados en frases hechas, pensamiento único, razonamientos absolutistas, apoyo de cierta prensa que incluye noticias pagas, etcétera.

COHERENCIA

En los procesos participativos de elaboración de normas, incluyendo la redacción original de cartas orgánicas o determinadas modificaciones, es muy oportuno que se procure que los vecinos estén capacitados y entrenados a los efectos de propender a instancias horizontales válidas en cuanto a la búsqueda de acuerdos ante una necesaria y auspiciosa diversidad.

Alentar al involucramiento también debe incluir contribuir, de alguna manera, al desarrollo de las capacidades de exposición en público.

Las cartas orgánicas y sus herramientas como la Banca del Vecino y el Presupuesto Participativo son instancias democráticas de real valía que, con la voz de los vecinos, puede aportar mucho en cuanto a la calidad de vida de las comunidades.

En Argentina, el voto a partir de los 16 años de edad fue un paso significativo que debe consumarse acabadamente con jóvenes eficientes e innovadores en los debates públicos y participando en los actos electorales mediante el voto razonado cabalmente.

En la capacitación y entrenamiento es conveniente que se propongan con ciertas especificidades: edad, eventuales antecedentes o no en exponer en público, etcétera.

Al respecto, será muy valioso que las instancias educativas incluyan regular y formalmente ateneos de debates o equivalentes, ya que los mismos serán valiosos para el desarrollo de habilidades como el ordenamiento de ideas, planificación para su exposición, la tan necesaria evaluación de resultados comprobables, etcétera, sumando el dominio de técnicas de análisis crítico de discursos, estrategias en cuanto a la presentación y fundamentación de ideas y proposiciones, etcétera.

En este contexto, la improvisación es, fundamentalmente, un flagrante menoscabo a los demás y la eventual irresponsable pérdida de oportunidades de construcción democrática desde la diversidad.

Sumemos que hay quienes a los que opinan distinto con soberbia los descalifican sin aportar ideas y sí epítetos: son irresponsables, carentes de ideas, etcétera.

También es clave que el público aprenda y practique a ser público, recordando siempre que el derecho a pensar y hablar posee su correlato en ser escuchado sin ser molestado; en este sentido es muy oportuno capacitar al ciudadano de manera muy particular cada vez que sea necesario.

TAMBIÉN

Es interesante recordar el dicho popular: a las palabras se las lleva el viento, dando crédito únicamente a lo plasmado por escrito cuando, en realidad, ni una ni la otra es garantía excluyente de cumplimiento ni de responsabilidad con respecto a lo sostenido; los ejemplos son muchos en ambos sentidos pero, siempre, la honorabilidad de los involucrados contribuye decididamente en uno u otro sentido.

Hay discursos que sin tapujos afirman mentiras, dislates, imprecisiones y falacias como escritos que hacen otro tanto y que cuando son puesto en evidencia enarbolan como única excusa que se trató de un error involuntario volviendo a emplear un concepto anodino ya que, por definición, en el fallo no interviene la intención de concretarlo

También son frecuentes los chapuceros que denotan una gran insensatez en algunas de sus afirmaciones que, más graves son cuando se presentan con pomposidad altanera. De lo prosaico difícilmente se vuelve pues se ingresó de lleno al ridículo.

ADEMÁS

Tal lo expresado en la Declaración Universal de Derechos Humanos: todo individuo es único e irrepetible, se desarrolla en libertad y tiene igual dignidad y derechos como el de pensamiento y, entre otras, “el derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar, recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. [2]

RECORDANDO

Expresarse mediante la palabra articulada es una facultad inherente a todo individuo, aunque habrá quienes tienen serias dificultades físicas e intelectuales que pueden necesitar emplear aparatos, tecnología, intérpretes como los del lenguaje de señas, etcétera, sin olvidarnos de las personas con discapacidad intelectual severa y profunda. Y hay otros que sufren muy serias carencias socioeconómicas aunque las autoridades insistan que son casos excepcionales y que muchos años de gobierno son insuficientes para que la población en su conjunto acceda al ejercicio de todos los derechos humanos justificando el continuismo en su máxima expresión.

EN FIN

Imaginemos a vecinos expresándose en público, habiéndose preparado previamente, en un sistema de doble lectura antes de definitivamente ser aprobada o rechazada una ordenanza acordada previamente por los miembros de un concejo deliberante antes de escuchar la voz del pueblo, es la voz de Dios (vox populi, vox Dei).

Al hablar en público, el éxito consiste en llegar a donde nos lo propusimos, en el tiempo acordado y que todos hayan accedido a escuchar claramente lo expresado.

Lucio Anneo Séneca (4 a.C.-65 d.C.) manifestó: “créeme, sagrada es la lengua del pueblo” (crede mihi, sacra populi lingua est).


 
[1] Huxley, Aldous. Mono y esencia. Editorial Cátedra. 2017.
[2] Naciones Unidas, Asamblea General. Declaración Universal de Derechos Humanos. París, Francia. 10 de diciembre de 1948.

Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor

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