“¿Cómo lograr que una reforma política, social o económica sea comprendida y apoyada por la sociedad? ¿Cómo movilizar sectores de población para que se comprometan y participen en el logro de determinados propósitos colectivos que se suponen útiles para el desarrollo? ¿Cómo articular los intereses de la administración pública con los intereses de las comunidades locales? Estas y otras preguntas similares forman parte de los interrogantes prácticos que los políticos, administradores públicos y líderes democráticos se hacen continuamente.

Todo proyecto, programa o reforma que involucre la aceptación y el compromiso de la voluntad de los afectados (positiva o negativamente) debe poner especial atención a las estrategias comunicativas. Si la propuesta de reforma o el proyecto no tienen sentido para los implicados, la implementación tiene muchas dificultades y la sostenibilidad es dudosa.

El éxito de una propuesta de transformación social o política depende de la calidad de, al menos, cuatro factores: diseño, planeación, gestión y sentido.

La creación, transformación y difusión de sentidos y significados es la tarea de la comunicación y la movilización social”. (1)

José Bernardo Toro A. y Martha C. Rodríguez G. (2001)

Desde luego que nos encuadramos en el cumplimiento de la Declaración Universal de Derechos Humanos (Naciones Unidas, 1948) y en que cualquier menoscabo a la dignidad humana de un individuo es una grave afrenta y denigra al género todo.

Al respecto, “con el concepto de TURISMO ACCESIBLE se construye una oferta que permite, al máximo número de personas, ser turistas con plenos derechos, sin importar su edad, discapacidad o cualquier otra circunstancia que afecte a su comunicación o movilidad.

El turismo accesible establece pautas de integración física, funcional y social, con seguridad y autonomía mediante actividades recreativas, turísticas y culturales, para personas con discapacidad permanente, transitoria, cronológica, o sin ella.

Así, también beneficia al grupo de los adultos mayores, a la familia con niños pequeños, y su grupo de amigos; con el objetivo de una verdadera integración”. (2)

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También subrayamos enfáticamente los significativos cambios que se van generando en la sociedad y que, desde luego, se reflejan en las actividades turísticas. Al respecto el escritor y filósofo italiano Umberto Eco (1932) apuntó: “Los historiadores de la Edad Media nos dicen que el habitante de un pueblo difícilmente se mudaba a la aldea o pueblo vecino, distante a pocos kilómetros, pero era posible que visitara, como peregrino, Santiago de Compostela o Jerusalén. Sin embargo, aunque probablemente conocía las esculturas y vitraux de su propia iglesia, ¿qué podía haber visto o comprendido de las construcciones que cruzaba a lo largo de su peregrinaje? Es muy difícil querer ver algo que nunca se ha visto, algo que desafíe nuestra capacidad de percepción. (…)

En todo caso, nuestro gusto quedará marcado por el hecho de que ya no parece posible experimentar asombro (o incomprensión) ante lo desconocido. En el mundo de mañana, lo desconocido, si todavía queda algo, estará solamente más allá de las estrellas”. (3)

TAMBIÉN

Particularmente desde el humanista Geert Geertsen (Erasmo de Rotterdam) (1466-1536) en adelante, incluyendo al anterior Moisés y otros viajeros bíblicos, la humanidad estuvo siempre impelida a conocer otros horizontes como el portugués Vasco de Gama (1460 aproximadamente- 1524) y el inglés Sir Francis Drake (1543- 1596) que, además fueron constituyendo las bases de un mundo próximo llevado a su máxima expresión, hasta ahora, la globalización con todas sus luces y sombras.

Las grandes concentraciones humanas como las que generaban los juegos olímpicos fueron también demandando muchos servicios como de alojamiento, alimentación, entretenimientos y transporte.

Los viajeros en general necesitaron siempre acceder a servicios a lo largo de sus recorridos como en sus destinos circunstanciales; a veces las hojas de ruta se confeccionan incluyendo particularmente las distintas alternativas al respecto, transformándose algunas en verdaderos hitos casi insoslayables pues adquirieron valores adicionales que, muchas veces, incluyen factores que contienen algunas peculiaridades destacables: ubicación, calidad, prestigio, etcétera.

Vayan cuatro ejemplos argentinos actuales: Esperanza (ruta provincial 5) confitería El Atalaya en Chascomús y sus famosas medialunas, panadería La Unión en Tolhuin con insuperables bizcochitos de grasa y, la pulpería de Nicolás Villa en la que ofrecía unos insuperables ravioles, en la actual esquina de Emilio Mitre y Rivadavia en el Buenos Aires de 1821, destino muy frecuentado por quienes transitaban por Camino Real, que desde lejos divisaban su veleta con la imagen de un caballito, convertido en referencia y que con posterioridad, le dio el nombre al barrio.

RECORDANDO

El concepto Grand Tour indicaba las actividades que realizaban los jóvenes de familias poderosas del siglo XVIII cuando salían a conocer el mundo y así formarse para gobernar.

También es dable tener presente al innovador empresario británico Thomas Cook (1808-1892) que en 1841 organizó un viaje en tren, desde Loughborough a Leicester, para interesados en participar de un Congreso anti alcohol, estableciendo bases principales del turismo actual.

En el siglo XXI la diversidad de demandas y ofertas son ingentes y están continuamente modificándose; quizá quién deje de estar atento rápidamente perderá el tren.

Desde luego que las especializaciones de las alternativas ofrecidas y los valores intangibles incluidos casi siempre hacen la diferencia. Veamos un ejemplo de los muchos: “Dicen que la gran diferencia entre un turista y un viajero es que el primero siempre sabe adónde va y cuándo regresa, mientras que el segundo hace camino al andar. Para muchas personas, esta incertidumbre resulta inabordable: la agitada vida moderna exige fechas confirmadas, paquetes con todo incluido, itinerarios cronometrados y reservas anticipadas. La fast life ha colonizado al turismo de modo que durante las vacaciones continuamos con la rutina de prisas y obligaciones. Slow travel propone lo contrario, desplazarse sin tanta planificación, entregándose a la magia de lo inesperado y de las sorpresas. Se trata de mirar el mundo con ojos profundos, sin apuro y más allá de lo obvio”. (4)

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Cada ciudad autónoma, con su respectiva Carta Orgánica participativa, puede llevar con eficiencia políticas de desarrollo integral favoreciendo la inclusión social de todos sus habitantes y de los visitantes.

Las cartas orgánicas han demostrado en todo el país su eficacia democrática lo que resulta más evidente el déficit institucional de las provincias que las carecen a pesar de estar habilitadas constitucionalmente.

NOTAS Y REFERENCIAS

Alejandro Rojo Vivot es autor del libro “Turismo para todos. Ética, derechos y sustentabilidad”. Centro de Estudios Superiores Padre Alberto de Agostini y Fundación AVINA. El Calafate, Provincia de Santa Cruz, Argentina. (2009).

1) Toro, José Bernardo y Rodríguez G., Martha C. La comunicación y la movilización social en la construcción de bienes públicos. Documento publicado por el BID-INDES, Serie Documentos de Trabajo I-25. Washington D.C. Septiembre de 2001.

2) 10 pautas para un Turismo Accesible. Reiteración de la tapa. Subsecretaría de Discapacidad, Rehabilitación e Inclusión. Gobierno de la Provincia de Córdoba. Córdoba, Provincia de Córdoba, Argentina. Sin fecha de edición.

3) Eco, Umberto. ¿Y si el asombro llegara a su fin? Ñ. Año VII, N° 324. Página 16. Buenos Aires, Argentina. 12 de diciembre de 2009.

4) Anónimo. Slow travel: viajar sin estresarse. La Nación. Buenos Aires, Argentina. 6 de septiembre de 2014.

Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor.