CARTAS ORGÁNICAS: UNO MÁS UNO IGUAL A MUCHOS
La participación ciudadana suma siempre y el involucramiento de cada uno de nosotros podemos mejorar nuestras sociedades y no solo quedarnos en la queja y sino pasar en la acción. Por Alejandro Rojo Vivot.
“En el fondo de cada uno de nosotros existen bastantes más posibilidades que las que hemos tenido oportunidad de explorar hasta ahora. Si no creamos un entorno favorable para el desarrollo de nuestro potencial, no sabremos nunca lo que se oculta en nosotros. (...)
Emprender algo, a fin de cuentas, sólo es utilizar el propio coraje y desesperación para que las cosas cambien”. (1)
Muhammad Yunus (1940) (2)
En las comunidades queda en claro que la suma de las partes es mucho más que el todo pues las interrelaciones agregan mucho valor y sustentabilidad.
Las cartas orgánicas constituyen una alternativa de gran valor institucional y legal en cuanto a la generación de las condiciones para el desenvolvimiento individual y comunitario, con sus luces y sombras. Río Cuarto (Córdoba), Jujuy (Jujuy), San Martín de los Andes (Neuquén) y Bariloche (Río Negro) son buenos ejemplos de décadas en al sentido; lo contrario es que ninguna ciudad de Santa Cruz tiene su Carta Orgánica a pesar de estar habilitadas constitucionalmente desde sus inicios como Provincia autónoma desde 1957.
Que quede claro. La asistencia técnica, por rigurosa que sea, si no es asequible por los destinatarios no reúne los requisitos de tal. Es como buscar de noche donde está iluminado aunque no sea esa la zona donde perdimos las llaves.
En la vida cotidiana estamos frecuentemente sumergidos en influencias que tratan de captarnos, muchas veces tratando de desacreditar a los otros. Cada vez más, por lo menos en la Región, se presentan las propuestas como únicas con el aditamento de “quien no coincide está en contra” y quien tiene otra opinión se convierte en un enemigo que “está en la vereda de enfrente” y cualquier propuesta, acción o sonrisa tiene como único fin “poner palos en la rueda”. A veces pareciera que imperan autoritarios que desearían enviar a la estepa a los que tienen ideas distintas o, al menos, esperan que se escapen en balsas. También es muy difícil mantener independencia de criterio recibiendo ahogo económico a través de políticas de aislamiento.
Ese sistema autoritario prevalece en muchas organizaciones, donde se alienta la obsecuencia, la disciplina irracional, el pensamiento único, el silencio, el desentendimiento, etcétera. El pensamiento crítico, la creatividad, las propuestas innovadoras y las iniciativas disruptivas son tenidas como improcedentes. En este contexto, a la hora de las decisiones el ser parte de una facción tiene más valor que, por ejemplo, la capacidad e idoneidad laboral.
También, quizá producto de la educación libresca del sistema formal, con demasiada asiduidad, tendemos a las respuestas inmediatas, sin que favorezcan el proceso del pensamiento crítico que, entre otras, sopesa disímiles caminos y mide las consecuencias de las resoluciones en sus distintas instancias.
Es más, frecuentemente buscamos la solución únicamente reiterando esquemas pre establecidos, creando sistemas mecanicistas que pretenden resolver todo sin desentrañar la especificidad característica sobresaliente del ser humano.
MUY POSIBLEMENTE
Por peculiaridades culturales muchas veces los procesos de toma de decisión son anárquicos; reuniones sin agenda acordada o constantes modificaciones de la misma sin un nuevo pacto, generalizada impuntualidad sin ni siquiera que se la considere una cuestión grave, falta de respeto a lo consensuado, pocas veces se documenta lo establecido en las reuniones y conversaciones telefónicas, tendencia al trabajo individual en desmedro de los equipos, intenso verticalismo en vez de alentar la labor horizontal, etcétera.
El pensamiento único aparece a flor de piel. Pareciera que cada uno tiene un destino que cumplir y el sólo intento de apartarse de la regla preestablecida es síntoma de rebeldía y de no quererse ayudar a sí mismo; el fracaso los acompañará siempre por no haber hecho caso.
Una actitud innovadora necesita de condiciones culturales para desarrollarse y, desde luego, de características personales de quienes se arriesgan en tal sentido. La creatividad produce tensión, el caminar en otro sentido para poder tener otra perspectiva significa, muy probablemente, un esfuerzo adicional y, siempre, el desarrollo implica el bienestar que genera el superarse o el contribuir a que otros accedan a lo que antes les estaba vedado.
Los proyectos innovadores, aunque sean los menos, son los que, en definitiva, impactan con efectos duraderos, los otros quizá resplandecen unos instantes como en las fotos de algunas inauguraciones oficiales donde muchos sonríen a los efímeros segundos de celebridad y todos están esperando el ágape que otros han trabajado para prepararlo.
ASIMISMO
La falta de decisión precisa o el intento de acceder a todas las demandas al mismo tiempo, como si la capacidad de acción y los presupuestos fueran infinitos, es el mejor camino para crear falsas expectativas y al fracaso en la conducción. Esta conducta es absolutamente mendaz y contribuye a acrecentar la falta de credibilidad.
En otras palabras, la demagogia por un lado elude la fijación de prioridades y por ende de la responsabilidad que eso implica y, por el otro lado, es absolutamente errática ya que actúa según los impulsos que recibe de quienes tienen más capacidad de influir. Además, como pareciera que responde a los intereses de los que más logran manifestarse rara vez recibe la crítica general. Estas tres características, entre otras, hacen de la demagogia una de las más perversas formas de conducir y, por ende, de erradicar.
DE TODO COMO EN LA VIÑA DEL SEÑOR
El análisis crítico contribuye mucho al mejoramiento de la democracia.
9 de octubre de 2014. El concejal rosarino Carlos Comi (ARI) logró que la Legislatura local haya establecido que el sándwich tostado rosarino que contiene jamón, queso y kétchup sea reconocido como patrimonio cultural y gastronómico, argumentando que es una variedad que casi no se consigue en el resto del país. (3) Se vende en el local gastronómico “Comedor Balcarce”.
Cabe recordar que el edil había sido antes Director de la Oficina de Defensa al Consumidor y que, al menos, 2005 renovó su Banca.
También es dable tener presente que el genial pensador, que nunca se dedicó a la política, Blaise Pascal (1623-1662) apuntó en 1670 “si las pasiones no nos atenazan, 8 días y cien años son la misma cosa”. (4)
NOTA Y REFERENCIAS
Alejandro Rojo Vivot en varias oportunidades colaboró con el Concejo Deliberante de El Huecú, Provincia del Neuquén, en la redacción de ordenanzas.
1) Yunus, Muhammad. Hacia un mundo sin pobreza. Editorial Andrés Bello. Octava Edición. Páginas 13 y 165. Buenos Aires, Argentina. Marzo de 2001.
2) Bengalí. Premio Nobel de la Paz (2006).
3) Anónimo. El Carlito, patrimonio cultural de Rosario. La Capital. Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina. 10 de octubre de 2014.
4) Pascal, Blaise. Pensamientos. Atalaya. Página 110. Barcelona, España. 1997.
Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor
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