Opinión Alejandro Rojo Vivot - Escritor 22/11/2023

CARTAS ORGÁNICAS Y LA GENTE

La participación ciudadana en las cartas orgánicas es esencial como la participación de todas las asociaciones que componen nuestra sociedad. Por Alejandro Rojo Vivot.

¿CUÁNTO DINERO DE LOS CONTRIBUYENTES FUE GASTADO POR LOS PODERES PÚBLICOS PARA FAVORECER LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES DE - OPORTUNIDADES DE GÉNERO?

Nuestro Gobierno no pretende imitar el de nuestros vecinos; somos, muy al contrario, un ejemplo para ellos. Porque si bien es verdad que formamos una democracia por estar la administración en las manos de muchos y no de unos cuantos, en cambio nuestra ley establece igual justicia para todos. Además, nuestro pueblo reconoce la superioridad del talento, y cuando un ciudadano se distingue de los demás por su carácter, el pueblo lo designa para cargos públicos, no por derecho de clase, sino como recompensa a su mérito. Ni la pobreza es un impedimento entre nosotros para de empeñar cargos públicos; cualquier ciudadano puede servir a la patria, por humilde que sea su nacimiento. No hay privilegios en nuestra vida política ni en las relaciones privadas; no recelamos unos de otros ni nos ofendemos por lo que haga nuestro vecino, aunque no nos guste. Mientras vivamos así, libres en nuestra vida privada, un espíritu de mutua reverencia prevalece en nuestros actos públicos y el respeto a la autoridad y a las leyes nos impide obrar mal. Tenemos, además, en gran estima a los que han sido elegidos para proteger a los débiles y practicamos la ley moral para castigar al transgresor con un sentimiento de general reprobación”.

 

Pericles (495 a.C.-429 a.C.)

 

Una democracia más directa, en muchos aspectos, mediante la mayor participación ciudadana, mengua la posibilidad de desarrollo de los nefastos sistemas corporativos y los hegemónicos. Asimismo, es la que más favorece a la transparencia por que disminuyen en mucho las posibilidades de acuerdos que sesguen las cuestiones en debate ya que habría que lograr tantos tratos individuales como sujetos estén involucrados.

Por otro lado es importante señalar que, en los procesos participativos, quienes son activos en organizaciones de la sociedad civil deben tener en cuenta que las agrupaciones mantendrán y acrecentarán sus competencias propias de sus respectivos quehaceres y que han de observar con beneplácito la representación directa que, en definitiva, es un exponente de la calificación positiva de la convivencia en sociedad. También es bueno recordar siempre que las asociaciones son un medio y no un fin en sí mismas y que, a veces, son tentadas por políticos con promesas, prebendas, intercambio de favores, subsidios, etcétera.

Un ejemplo positivo en cuanto a la participación ciudadana son los concejos municipales de ambiente con capacidad de iniciativa legislativa.

EL VOTO INCIDE DIRECTAMENTE

En instancias de democracia directa las organizaciones especializadas como, por caso, en cuestiones de protección del ambiente, desarrollo de las expresiones artísticas, fomento del deporte, etcétera, en vez de pujar por espacios ocupados por los ciudadanos que se expresan por su propia voz pueden contribuir en mucho al proceso aportando asesoramiento, realizando estudios específicos, impulsando la capacitación, difundiendo información atinente, etcétera.

Cada hombre y cada mujer son únicos e irrepetibles y todos son iguales en su dignidad sin distinción alguna por su condición, como al reconocimiento de su personalidad jurídica, según lo establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos (NU, 1948). Cualquier organización social debe respetar esta concepción y nunca buscar reemplazar al individuo como ser pleno.

Asimismo, es dable tener en cuenta que hay a quienes se les plantea la posibilidad de su participación a través de alternativas sectoriales como, por ejemplo, jóvenes, mujeres, adultos mayores, etcétera. Está bien si responde esa propuesta a grupos de intereses muy determinados pero nunca, nunca pueden ser también estrategias que desvíen la atención a la participación directa en los asuntos generales pues, de ser así, estaríamos alentando propuestas que socavan la iniciativa individual y que nada bien le han hecho a la democracia y mucho a las propuestas totalitarias como las de pensamiento único.

Desde luego que promover la participación ciudadana incluye expresa y vehementemente la existencia de agrupaciones partidarias y los sistemas de representación. Los partidos políticos son organizaciones específicas de la democracia que, además de cumplir con eficiencia y probidad su importante cometido también, pueden contribuir a acrecentar y calificar la participación responsable de la población.

Asimismo, las generalizadas políticas paternalistas y demagógicas, la notoria injerencia corporativa y el fundado descrédito de la actividad política capaz de sustentar hasta consignas como “que se vayan todos”, han alentado notoriamente a que la población fuera relegando su responsabilidad primaria en incidir y monitorear la actividad pública a extremos como, por ejemplo, ser renuente a participar con el voto en los actos electorales con carácter obligatorio y que las autoridades de mesa comiciales deban recibir compensaciones económicas a los efectos de mejorar los niveles de concurrencia.

Por otro lado, y como alarmante indicador de la distorsión, los escandalosos hechos de corrupción y de impunidad, frecuentemente, son considerados por la población como circunstancias que no inciden directamente en su calidad de vida.

Las grandes dificultades en la recaudación impositiva y previsional y la falta de condena social en ese sentido es una prueba más de la extendida anomia.

En bastantes casos, condenados por corrupción son exitosos electoralmente.

También ha hecho lo suyo el vaciamiento generalizado de las propuestas electorales como el candidato presidencial por el Partido Justicialista: “si digo la verdad de lo que voy a hacer nadie me vota”, las endebles alianzas electorales incapaces de raíz de cumplir con sus cometidos una vez que la población las apoyaron y otras tantas prácticas desnaturalizantes de cualquier esbozo de contratos sociales, etcétera.

Además, a veces, las políticas erráticas o, más bien, el accionar de cada sector del Estado en forma aislada uno del otro y fundados en los temperamentos e intereses de sus ejecutores, hacen de la administración un conjunto más próximo a la incongruencia que a los resultados basados en directivas precisas y con rigor científico o que, al menos, respondan a alguna metodología expuesta claramente.

En definitiva, la democracia transparente, con amplio involucramiento popular y de las organizaciones sociales y políticas partidarias es posible y es el camino más directo para la construcción de comunidades donde la justicia y la equidad sean sus pilares principales.

 

NOTA

Alejandro Rojo Vivot fue galardonado con una artesanía con placa, como “agradecimiento especial” por el Foro Empresarial de la Patagonia. San Martín de los Andes, Provincia del Neuquén, Argentina. 2011.

Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor.

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