CARTAS ORGÁNICAS Y LA VERDAD
La verdad es esencial en nuestros sistemas democráticos como en la vida cotidiana, pero lamentablemente la verdad esta cada vez más alejada de cada uno de nosotros y eso lastima nuestras sociedades y la confianza entre las personas. Para eso las cartas orgánicas participativas pueden ayudar. Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor.
“Lo que es verdad a la luz de la lámpara, no siempre es verdad a la luz del Sol”.
James Augustine Aloysius Joyce (1882-1941)
Para mejorar la calidad de la democracia de todos los días, la que afecta directamente al común de la gente, es necesario apreciarla con sentido crítico. Las visiones cándidas y voluntaristas poco ayudan como tampoco las derrotistas o las que enarbolan sistemas autoritarios en nombre de una supuesta eficiencia.
La irresponsabilidad como la ineficiencia hace que hasta las mejores intensiones sucumban hasta llegar a devastar a generaciones.
En Democracia, los sesgos absolutistas algún día acaban cuando muchos artos optan por lo contrario.
La corrupción es más viable cuando hay concentración del poder, inclusive amañando normas para perpetuarse con cierto grupo de acólitos que reciben sus proporcionales servicios.
El voto responsablemente inteligente es necesario para el aventar a los conservadores mediante el continuismo inclusive de los autoproclamados únicos depositarios de la verdad.
SIN DUDA
La Democracia es mucho más que el adecuado funcionamiento de sus instituciones pues, a veces, la brecha entre los representantes y los representados es ingente.
En tal sentido es fácil encontrar ejemplos de acciones realizadas en nombre del pueblo que generaron menoscabo a las libertades individuales, concentración de poder a través de acciones hegemónicas, empleo de la violencia sin justificativo alguno, asociaciones ilícitas para ejercer la corrupción, fiestas clandestinas en edificios públicos con dinero de los contribuyentes, etcétera.
El fin del Siglo XX y, por lo menos, el principio del Tercer Milenio, puso en evidencia las graves consecuencias de muchas de las políticas públicas llevadas adelante por el Estado, en sucesivos gobiernos con acuerdos de los respectivos parlamentos como, por ejemplo:
- Las altas y constantes tasas de desempleo de dos dígitos, la drástica reducción de la inversión estatal por lo cual el desarrollo estructural y económico se circunscribe a las actividades y áreas geográficas financieramente rentables y a una muy desigual distribución de la riqueza donde, aproximadamente, la mitad de la población tiene graves problemas para la subsistencia.
- El desmembramiento de las redes de contención social como, por caso, el desfinanciamiento de la seguridad social producto de un generalizado desvío de sus fondos y una enorme disminución de los cotizantes como, asimismo, un abrupto traspaso, sin los correspondientes recursos económicos, del cumplimiento de las responsabilidades estatales a la iniciativa privada de carácter solidario.
- El ingente crecimiento de conductas gubernamentales de clientelismo político y demagogia por las cuales se ha desnaturalizado totalmente el impacto positivo de la asistencia social de los millones de habitantes que subsisten en condiciones de indigencia y bajo la línea de la pobreza; también han actuado en desmedro del esfuerzo propio y comunitario.
- La abierta connivencia entre los poderes y la extendida corrupción en los más diversos estamentos del Estado ha comprometido en mucho la urdiembre comunitaria y política, desvirtuando los fines de la Administración Pública, encareciendo y distorsionando el cometido indelegable de generar las condiciones para el bien común de toda la población.
- La gigantesca y desproporcionada deuda externa, que compromete vitalmente a la Nación, condiciona de sobremanera cualquier intento de inversión pública que favorezca el desarrollo sustentable del país y la Región. Los niveles de endeudamiento de la mayoría de provincias hacen otro tanto en cada una de las jurisdicciones, sobre todo en aquellas que han fundado su quehacer en el desmedido generador de puestos de trabajo públicos como parte de las prebendas partidarias.
ENTONCES
La brecha entre la población y las cuestiones públicas se fue ensanchando hasta crearse abismos difíciles de salvar.
El desentendimiento es mayor y el encausamiento de los problemas no logra involucrar a la gente. En otras oportunidades, los conflictos son expuestos a través de la violencia callejera por la falta de mecanismos de consensos enrareciéndose aún más las alternativas de discusión, de encuentro, de respuestas a las crisis sociales y la resolución de las disputas a través de los mecanismos constitucionales.
En el contexto sucintamente descrito, el sistema puramente representativo tiene serias dificultades de encauzar las más diversas problemáticas por lo que es necesario idear e implementar alternativas democráticas que contribuyan a calificar positivamente el sistema.
Hace décadas, ante dificultades de los gobiernos elegidos libremente hubo quienes supusieron que las interrupciones golpistas coadyuvarían a solucionar los principales problemas, en una falaz interpretación basada en que el fin justifica los medios aunque sea en algunas circunstancias. Las aberraciones cometidas a los derechos fundamentales no hicieron más que confirmar que la respuesta ha de ser siempre: sólo con más democracia de calidad se resuelven los problemas que debe encarar la vida en libertad.
Conocedores de lo insustancial de muchas de las plataformas electorales y, casi siempre, de la falta de expresos planes de gobierno es muy probable que la mayoría de las cuestiones fundamentales no hayan sido previamente puestas a consideración de la población, por eso los vecinos también deben estar atentos a que, de ser necesario, se convoque a Referéndum Popular o Consulta Popular o se impulsen proyectos normativos a través de la Iniciativa Popular.
ES HORA
La brecha entre la gente y sus mandatarios debe acortarse lo más posible pues si no la misma seguirá degradando a la democracia y abriendo más puertas al continuismo sin alternancia en el poder, el autoritarismo, la corrupción, el clientelismo y la demagogia.
La verdad como valor vital y de la democracia en particular es la base principal para la edificación de comunidades justas; las demás trochas, a la larga o a la corta, conducen siempre al abismo.
En tal sentido, las cartas orgánicas participativas contribuyen en mucho a acrecentar las realidades de desarrollo individual y social.
NOTA
Alejandro Rojo Vivot, especialmente invitado, fue expositor principal en las “Primeras Jornadas Correntinas de integración de Personas con Capacidades Diferentes”. Asociación de Personas con Capacidades Diferentes de Corrientes. Corrientes, Provincia de Corrientes. 1990.
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