Opinión Alejandro Rojo Vivot - Escritor 07/04/2024

APUNTES CIUDADANOS: EL MISTERIO, LA POLÍTICA Y EL HUMOR

Hay relatos literarios que tienen reglas y Alejandro Rojo Vivot nos da esas reglas y también ejemplo de escritores a nivel mundial que han dejado y dejan un legado a la humanidad. HUMOR, POLÍTICA Y AFINES CDXXIX.

¿HABRÁ ALGÚN CONTRIBUYENTE QUE RECIBIÓ LA DEVOLUCIÓN DE SUS APORTES GASTADOS PARA LOGRAR LA IGUALDAD DE GÉNEROS?

Sócrates recelaba de la escritura y prefería la transmisión oral del conocimiento. Paradójicamente, si sus opiniones han llegado hasta nosotros es porque Platón dejó constancia de ellas en un libro: el Fedro. Pese a las reticencias socráticas, es obvio que la palabra escrita ha sido imprescindible para el desarrollo cultural. Describió muy bellamente su utilidad nuestro primer gramático, Antonio de Nebrija: ‘La causa de la invención de las letras primeramente fue para nuestra memoria y después para que por ellas pudiéramos hablar con los ausentes y los que están por venir’. Chúpate esa, Sócrates”. (1)

 

Mauricio Bach (1965)

 

Cuando varios componentes son amalgamados en forma precisa casi siempre convergen en una instancia destacable, lograda por la inteligencia y que requiere otro tanto de los demás.

Posiblemente los relatos policiales sajones son, en general, los más destacados que, casi siempre, mantienen reglas bien definidas como las definidas por el célebre “London Detection Club” (1929), que se instituyó para promover a través de sus “5 reglas” el “juego limpio” con los lectores:

“-La solución de los misterios o enigmas debe ser necesaria para resolver el conflicto central.

-El detective debe usar su ingenio y su habilidad para resolver el enigma en un contexto concordante con la historia.

-La solución del problema debe ser solo parcialmente encubierta por el escritor.

-No se deben usar circunstancias improbables o inusuales, como super-criminales, venenos desconocidos, entradas o pasadizos secretos, coincidencias y casualidades afortunadas en la novela policial clásica.

-Finalmente, la justicia debe ir de la mano del detective y debe aplicarse al final de la historia sobre el verdadero criminal”.

Además, con alguna frecuencia, aun en los más truculentos dramas el humor está incluido como en la extraordinaria escena del cementerio de Hamlet.

UN AUTOR PARA TENER EN CUENTA

El prolífero escritor de Países Bajos Godfried Jan Arnold Bomans (1913-1971) es autor de la muy entretenida novela de misterio con frecuentes alusiones críticas a las fuerzas policiales públicas y, por caso, pasajes humorísticos, a la manera de los británicos más tradicionales: Gilbert Keith Chesterton, (1874-1936) Agatha Mary Clarissa Miller (Christie), (1890-1976) etcétera.

Con inteligencia desarrolla la misteriosa trama mientras hasta se burla de sí mismo.

Desde luego, como en este caso, a las ironías es necesario identificarlas y leerlas como tales para captar el sentido del humor empleado y disfrutarlo, recordando que con frecuencia se dice lo contrario, se emplea el absurdo, etcétera.

En necesario apreciar con inteligencia pues la interpretación lineal es todo lo contrario y asiduamente es incomprensible o mal comprendida.

PASAJES

“(Novelas policiales) La exaltadas narraciones de Pinkerton (2) tenían la virtud de sacar de sus casillas al señor Topwash. (Empleado de Correos). Éste no comprendía aquella pasión. ¿Qué pretendía aquel Pinkerton con sus confusas historias? ¿No le bastaban con la sección teléfonos y telégrafos que se le había asignado? (…)

El detective se tendió otra vez (en su diván) y cerró los ojos. Parecía reflexionar.

-Mi querido Topwash –repuso tras una pausa-, ¿ha leído usted alguna vez relatos policíacos?

-Cuando era muchacho, señor Clifford.

-Cuando era muchacho. Advierto cierto aire despectivo en esa contestación.

-¡Oh, no! –se apresuró a contestar el señor Topwash; es que entonces tenía tiempo, ahora no.

-Bien. Ese desprecio hubiera sido improcedente.

No hay mejor ejercicio mental, tanto para el escritor como para el lector, como una novela policíaca bien escrita. Son muy escasas, dicho sea de paso, las buenas novelas policíacas. Pues bien, siendo usted muchacho le llamaría la atención, al leer estos relatos, que los detectives van siempre acompañados de un imbécil.

-De un imbécil –repitió el señor Topwash.

-Eso es. No tiene usted más que hacer un poco de memoria. Al señor Sherlock Holmes le acompaña un tal Watson, mientras que el propio Edgar Allan Poe actúa en público como compañero de Auguste Dupin. (3) Estas figuras sirven de contraste, subrayan mejor el rutilante ingenio de los personajes principales. Son las tinieblas donde brilla la luz. Una figura así es lo que yo echo de menos. Para ello le he escogido a usted.

-Así es que debo servir de imbécil –dijo el señor Topwash, con voz profunda.

El detective agitó, sonriente, la mano.

-Imbécil solamente en relación conmigo rectificó-, pero no en el sentido absoluto. Usted puede pasar muy bien como una persona inteligente y, sin embargo, ser. A mi lado, un pobre diablo. Lo que yo necesito es precisamente un hombre como usted. Es su limitación lo que le hace tan adecuado. Usted es un hombre que no cree, si no ve. Un hombre así es lo que me hace falta. Su cerebro no comprende la relación entre causa y efecto, por lo que hay que ponerle al descubierto la concatenación intermedia. Su cerebro trabaja sólidamente, cierto, pero con lentitud. Por sí mismo no puede probablemente hacer nada. En cambio, propulsado por el motor de mi inquieta mente, hace las veces de volante, de regulador, de cortacircuitos. Yo pienso a saltos, a vuelo de pájaro. Paso por alto eslabones que para mí son axiomáticos. Cuando trato de explicar la trama de un crimen, la policía oficial no me comprende. Empieza a sentirse inquieta y termina con dolor de cabeza. Lo que a mí me falta es la asistencia de una mentalidad burguesa. He de acostumbrarme a traducir mis pensamientos a un modo de pensar más lento. Usted es para mí el intérprete del sentido común, el indicador del nivel de los comprensible, en el que puedo verificar el estado de mis propias hipótesis”. (4)

 

NOTAS Y REFERENCIAS

Alejandro Rojo Vivot especialmente invitado expuso en el “VI Foro Regional de Transformación de Conflictos Socioambientales en América Latina”. Universidad Andina Simón Bolivar. Quito, Ecuador. 2012.

1) Bach, Mauricio. Elogio de la palabra escrita. La Vanguardia. Barcelona, España. 21 de enero de 2024.

2) El apellido elegido para el personaje fanático admirador del investigador protagonista de la ficción es el mismo del fundador de la afamada Agencia Nacional de Detectives Pinkerton de Chicago, fundada en 1850 que en la actualidad sigue activa integrando a la empresa sueca “Securitas AB”.

3) Auguste Dupin, Chevalier. Investigador de ficción protagonista del primer relato policial de la literatura universal:”Los crímenes de la calle Morgue” (1841).

4) Bomans, Godfried. Las aventuras de Bill Clifford. Ediciones Carlos Lohlé. Páginas 11, y 23. Buenos Aires, Argentina. 1957.

Por Alejandro Rojo Vivot

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