Hermano menor de Cosme, quien fue el primer atleta mendocino en competir en un Juego Olímpico con su participación en París 1924, la hazaña de Remigio Saavedra a sus setenta años la logró rodando con una bicicleta Pinarello con un plato de 92 dientes cuyo desarrollo equivalía a 13 metros por cada vuelta de pedal.

Esta vez, adelante suyo marchaba un auto Datsun equipado con una pantalla gigante de acrílico trasparente que le cortaba el viento para que Saavedra alcance una velocidad máxima de 120 Km/h  y un ritmo promedio de 60 Km/h.

Durante la travesía, tomó cinco litros de agua mineral y, al llegar al velódromo municipal en los porteños bosques de Palermo, había perdido cinco kilos pero mantenía el buen humor al punto que, micrófono en mano ante el público que lo aguardaba desde la tarde, pidió “perdón por la demora“.

Deportista de raza, Remigio Saavedra jamás se jubiló de la bicicleta ya que pasados los setentas años continúaba entrenando a diario y cuidándose en la alimentación como en sus días del alto rendimiento.

Además, a sus 62 años aprendió a esquiar sumando una nueva disciplina a la que describió como “muy emparentada” con el ciclismo.

Esta proeza inspiró a la Peña Ciclística Veteranos de Mendoza a instaurar el Día del Ciclista que celebran con un raid rutero que trascendió las fronteras provinciales para adquirir relevancia federal.

Quienes hacemos AHORA CALAFATE saludamos en su día a todos los ciclistas haciéndolo extensivo a los mecánicos, bicicleteros y magos de las llaves Allen que nos ayudan a cuidar a nuestras bicicletas.