A LOS HÉROES DEL 2020. DIARIO ABC. MADRID, ESPAÑA. 24 DE MARZO DE 2020

“Hemos visto en dos grupos de ejemplos, que la elaboración del chiste se sirve de desviaciones del pensamiento normal, el desplazamiento y el contrasentido, como medio técnico para elaborar la expresión chistosa. Estará, pues, justificada la esperanza de que también otros errores intelectuales pueden hallar igual empleo”. [2]

Sigmund Freud (1856-1939)

Que los pueblos tienen los legisladores que se merecen está por verse pero, mientras tanto, los humoristas recogen con retroexcavadoras abundantísimo material para trabajar con poco esfuerzo adicional; una parte significativa está a la vista u oculta; el problema, a veces, es si hay que reírse o llorar.

Mientras tanto, visiblemente o poco perceptible muchos honran sus fueros y los mandatos electorales; aunque no se libran de algunas chanzas.

Aquel legislador le tenía pavor a la participación ciudadana entonces, como exorcista cabal, en sus discursos la invocaba todo el tiempo.

Aquel legislador venal no le importaba que fueran públicas las declaraciones de bienes pues tenía un grupo de amigos muy fieles.

Aquel legislador voluntarista era conocido como el funebrero pues sus proyectos promulgados pronto se convertían en letra muerta.

Aquel legislador era ateo para salvarse de la Justicia divina que actúa a pesar de los fueros parlamentarios.

Aquel legislador contaba con un equipo de diez personas, de los cuales ocho eran asesores y dos empleados que sí trabajaban.

Aquel legislador murió pobre; sus compañeros de bancada murmuraban en voz baja: allá él.

Aquel legislador era transparente con los lobistas parlamentarios pues a todos les cobraba lo mismo.

Aquel legislador no quería saber nada de voto por preferencias o tachas pues sería un oprobio quedar siempre en último lugar.

Aquel legislador decía que representaba al pueblo pero obedecía al Partido que lo elegía siempre como candidato.

Aquel legislador era poco conocido por eso tenía más posibilidades de ser elegido entremezclado en las listas sábanas.

Aquel legislador prefería las listas sábanas que las candidaturas individuales pues en las elecciones no se podía esconder debajo de la cama.

Aquel legislador, al fallecer se enteró que en el Cielo está la Cámara alta pero que no funciona por falta de quorum y la Cámara baja, en el Infierno, emplea un gigantesco estadio pero que es muy difícil conseguir una banca libre.

Aquel legislador consecuente, por décadas, ante de votar siempre decía que se debía a sus electores: las mismas cinco autoridades partidarias que lo elegían para incluir la lista en los primeros puestos expectantes.

Aquel legislador cumplía su tercer período sin haber presentado ningún Proyecto y era temeroso de hacerlo y que alguien lo notara.

Aquel legislador electo estaba en duda de asumir pues sus padres le habían enseñado que está mal jurar en vano.

Aquel legislador, en un país lejano, no entendía por qué se debatía tanto los incrementos de las dietas si casi ninguno de ellos vivía de su sueldo.

Aquel legislador, nuevo en el Congreso Nacional de Argentina, le pidió a un ordenanza que buscara a los diputados que en un salón perdieron los pasos. [3]

Aquel legislador era tan chismoso que le costaba mucho participar de sesiones secretas.

Aquel legislador era muy disciplinado partidariamente y así se ahorraba el esfuerzo de tener que decidir a conciencia.

Aquel legislador era tan poco inteligente que hasta sus compañeros de banca lo habían notado.

[1] Diseñó y cogestionó un proceso integral de capacitación ciudadana en Río Gallegos, Provincia de Santa Cruz, Argentina para el involucramiento responsable de los vecinos y de las instituciones en la redacción de la primera Carta Orgánica de la ciudad y de la Provincia. (2008 y 2009). 
[2] Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Página 1060. Madrid, España. 1973.
[3] Se denomina Salón de los pasos perdidos.

Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor