FOTO: ARV. REVISTA TÍA VICENTA. AÑO III, N° 92. BUENOS AIRES, 12 DE MAYO DE 1958

“Busquemos ahora la condición fuera de la comicidad artificialmente provocada; esto es, allí donde aparece involuntariamente. Los movimientos infantiles no nos parecen cómicos, aunque el niño patalea y salta sin objeto visible. En cambio, sí hallamos cómico el que el niño que aprende a escribir saque la lengua y siga con ella los movimientos de la pluma. En este manejo vemos un superfluo gasto de movimiento que nosotros ahorraríamos al dedicarnos a igual actividad. Del mismo modo hallamos cómico, en el adulto, otros movimientos que acompañan innecesariamente a la actividad principal o que simplemente nos parecen superar la medida normal del gesto expresivo”. [1]

Sigmund Freud (1856-1939)

El humor sigue siendo casi un misterio insondable, pero nadie duda de su capacidad de impactar generando en quienes participan del hecho cómico algún tipo de reacción y, a veces, de una cierta complicidad como cuando nos acercamos demasiado a algún límite o lo traspasamos de cierta manera.

El acto humorístico originado en la inteligencia humana puede estar presentado en forma elíptica o directa, pero siempre apela a la atención pues en la sorpresa es donde se prepara para saltar la risa o, aunque sea, una sonrisa.

El humor político es particularmente certero sobre todo cuando es fácilmente reconocible el asunto o personaje retratado o destratado.

En ese sentido, es dable recordar que “aquello de lo cual se ríe y los momentos en los que resulta apropiado reír son socialmente relativos, pero la incongruencia que subyace a la experiencia cómica está enraizada en una realidad antropológica que trasciende todas las variaciones sociales. En este sentido es, obviamente, universal (o, si lo prefieren, se trata de una constante transcultural)”. [2]

Bien entrados en el Siglo XXI, con una gran importante y diversa historia, pareciera que los autoritarios, los de pensamiento único, los vamos por todo, etcétera, lejos están de aportar propuestas pluralistas democráticas acordes a los problemas cotidianos y de mayor repercusión: “la emergencia no es una franquicia para ignorar el derecho vigente”. [3]

REÍR PARA NO LLORAR

El consagrado conjunto artístico Les Leluthier, que comenzó siendo un coro universitario, al cumplir sus primeros veinte años de exitosa carrera, [4] presentaron un memorable espectáculo que incluyó “El Acto en Banania” que, en desopilantes 10 minutos, recrean un país del Caribe gobernado por un militar, con 49 años en el poder que lo ejerce autoritariamente sin la menor posibilidad de disidencia. [5]

En un hilarante monólogo introductorio nos anoticiamos de la vida del compositor Johann Sebastian Mastropiero radicado en Banania, con poco desarrollo artístico pues su “Canción infantil” es inmediatamente censurada en su letra quedando: “Había una vez y comieron perdices”.

También compuso en ese período “Viva la libertad”, que no llegó a estrenarse y no se conserva el nombre del poeta que escribió los versos ni nunca más se supo nada de él.

Más tarde estrena “Canción de homenaje a Eutanasio, expresamente antidemocrática donde resalta, por caso, “hoy hay paz y orden y una sola opinión”.

[1] Expositor en las “Jornadas de Derechos Humanos y Discapacidad: El Arte como Herramienta Política”. AMIA. Buenos Aires, Argentina. Declaradas de Interés Parlamentario por la Cámara de Diputados de la Nación. Orden del Día N° 1700. (2002). 
[2] Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Tomo I. Página 1137. Madrid, España. 1973.
[3] Berger, Peter Ludwing. Risa redentora. La dimensión cómica de la experiencia humana. Editorial Kairós. Página 93. Barcelona, España. Febrero de 1999.
[4] Carlos Rosenkrantz, Presidente de la Corte Suprema de Justicia. Buenos Aires, Argentina. 4 de mayo de 2021.
[5] Fundado en 1967 por Gerardo Héctor Masana (1937—1973).
[6] El dictador es el General Eutanasio Rodríguez, que fácilmente es reconocible como personaje de la vida real.

Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor