FOTO: ARV. NARCISO GONZÁLEZ BAYÓN. (1911-1978). TAPA REVISTA PBT. AÑO 19°. N° 871. BUENOS AIRES, 29 DE MAYO DE 1953.

“Si el carácter chistoso (…) no se esconde en el pensamiento, tendremos que buscarlo en la forma de la expresión verbal”. [2]

Sigmund Freud (1856-1939)

El accionar político partidario viabiliza, con distintos niveles de éxito, su incidencia en el electorado y en sus respectivos entornos ya que también los influye; recodemos los adoctrinamientos escolares infantiles y de adolescentes que se han realizado en algunos casos y de regímenes autoritarios que lo practican como política de Estado. A veces, tratando de imponer asimétricamente y a los gritos un pensamiento único, con muy poca pedagogía centrando las responsabilidades y desaciertos gubernamentales en culpas a otros o supuestas fuerzas maléficas radicadas en puntos geográficos distantes, etcétera.

Son buenos ejemplos de lo que podrían ser humoradas salvo por la gravedad de esas prácticas que pocas veces les resultan positivas cuando el electorado vota.

EXTRAORDINARIOS ALIADOS

Desde su creación más rudimentaria hasta los sistemas informáticos, los medios de comunicación social participan, de distintas maneras, seleccionado la información a difundir y, frecuentemente, fijando opinión; a veces transitan por finos senderos ecuánimes, conforman alianzas, intercambian favores, etcétera.

Los partidos políticos poseen sus propias estrategias de comunicación: difundiendo gacetillas, convocando a ruedas de prensa, financiando a determinados periodistas, poseyendo medios propios, a veces atacando a otros, etcétera.

Con asiduidad, los sectores partidarios que mediante procesos electorales asumen instancias relevantes de poder público, emplean recursos aportados por los contribuyentes para el bienestar general, sostenimiento del Estado, etcétera, para sus propios fines privados. Por suerte no son todos aunque a veces les es muy difícil desarrollarse con tanta competencia desleal; los ejemplos honrados y exitosos alientan a continuar así más allá que los caminos son mucho más largos e intrincados.

Muchos países democráticos han superado claramente el evitar la intervención coyuntural de distintos gobiernos en los canales de televisión y emisoras radiales públicas; Argentina está muy lejos de encaminarse en tal sentido.

Quizá algún día haya cámaras de comercio, industriales, colegios profesionales, etcétera, que soliciten accesos a la información averiguando con precisión como se gastan parte de sus impuestos en propaganda partidaria oficialista.

REMONTÁNDONOS EN EL TIEMPO

“¿Cómo son las relaciones del humor y la política en nuestro país? ¿Qué tal se llevan?

Mal. Se llevan muy mal, aunque últimamente han mejorado algo sus relaciones. Lo que ocurre es que es la política a la que no le gusta nada el humor”. [3]

Francesc Vila y Rufas (Cesc) (1927-2006)

La muy exitosa revista con gran contenido de humor político, PBT, por primera vez cerró sus páginas en 1918, habiéndose sido fundada en 1904. En 1950, con el lema “Alegre, política y deportiva”, resurgió al ser adquirida por el acaudalado militar, político y empresario Carlos Vicente Aloé (1900-1978). Fue Gobernador de la Provincia de Buenos Aires (1952-1955).

Consistió en un proyecto abiertamente destinado a apoyar explícitamente a la Presidencia de la Nación del militar y político Juan Domingo Perón (1895-1974) y a sus aliados; se habían conocido durante sus respectivas carreras militares y continuaron en la política y posiblemente reforzaron sus relaciones durante la anterior dictadura donde tuvo una muy importante actuación.

Todas las semanas, las tapas, habitualmente, con excelentes caricaturas del destacado dibujante e ilustrador argentino Narciso González (Bayón) (1911-1978) se refieren al accionar gubernamental, con humorismo militante. Asimismo fue el responsable de Páginas Subrayadas en las que citas de autores célebres incluían sus muy humorísticos dibujos.

También incluyó historietas como Telésforo, con la firma del célebre español José Escobar Saliente (Escobar) (1908-1994), “El chiflado de incognito”, de Adolfo Hernando Urtiaga (1917-2010) y “Macoco” por Adolfo Mazzone (1914-2001); ilustraciones humorísticas de Briveris.

Gran parte de cada tapa estuvo destinada a una caricatura que siempre sobresalía audazmente del cuadrito. Por ejemplo: El Presidente acompañado por numerosas personas muy sonrientes que lo aplauden, destacándose en primer lugar quien viste overol y, un poco más atrás, otro con indumentaria campera, mujeres, elegantes hombres de traje, etcétera.

La ceremonia es el corte de una gran torta de tres pisos, donde a su pie se lee “2 ͣ PRESIDENCIA” y en la parte superior: “1 ANIVERSARIO”. En la parte inferior: “Celebran Pueblo y Perón / con contento extraordinario / el primer aniversario / de la Segunda Asunción”. [4]

Fue un claro ejemplo de periodismo militante con apoyo económico empresarial, mientras desarrollaron una política gubernamental de censura, clausuras y retaceo del papel monopolizado por el Estado. [5]

La dictadura de 1955 acabó con la democracia, clausuró la revista como las empresas que los sustentaban y tantas otras aberraciones que, de alguna manera, las consecuencias traspasaron las décadas.

Bien entrados en el Siglo XXI siguen los intentos autoritarios tratando de imponer un pensamiento único, mientras que el humor político sigue vigente con gallardía.

Y plenamente actual: “Para felicidad de los tiempos que es permitido sentir lo que se quiere y decir lo que se siente”. Publio Cornelio Tácito (55-120).

[1] Expositor en el “Taller de Análisis y Evaluación Institucional”. ASER. Río Gallegos, Provincia de Santa Cruz. 7 horas reloj. (2006). 
[2] Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Biblioteca Nueva. Tomo I. Tercera edición. Página 1035. Madrid, España. 1973.
[3] CESC. Entrevista de José Manuel Girones. La política española entre el rumor y el humor.  Ediciones Nauta. Página 340. Barcelona, España. Octubre de 1974.
[4] González, Narciso. PBT. Tapa. Año 19, N° 871. Buenos Aires, Argentina. 29 de mayo de 1953.
[5] La Vanguardia 4 años de clausura. Buenos Aires, Argentina. Agosto de 1951.

Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor.