APUNTES CIUDADANOS: ARGENTINA Y SU HUMOR

“La risa es un doble movimiento, por eso los que ríen se sacuden de risa. Primer tiempo: algo o alguien nos asusta. Segundo movimiento: advertimos que el espantajo no era tan terrible ni tan respetable como pensábamos; nos tranquilizamos. La risa se ejercita, pues, contra lo que tememos, a veces también contra lo que admiramos. Todos los pueblos ríen de lo que temen y de lo que admiran más”. (1)

Émile Salomon Wilhelm Herzog (André Maurois) (1885-1967)

Es magnífico que perdure el interés por el estudio del humor como fenómeno y proceso universal, con muchas riquezas peculiares y otras comunes.

Por suerte existen coincidencias y, con frecuencia, divergencias; la urdiembre del conocimiento específico se fortalece y acrecienta constantemente.

El debate continúa.

El humor, con su parte inexplicable y mucho de inteligencia, a veces es espontáneo mientras que asiduamente es el resultado de la perspicacia aplicada intencionalmente.

También hay quienes, casi en forma estereotipada, sin esgrimir sólidos fundamentos afirman que el humor es un mero pasatiempo, una instancia de menor cuantía vaya uno a saber con qué parámetros, etcétera.

Así mismo la escasa plasticidad intelectual y los arropados en el pensamiento único mantienen el temor al humor por lo que lo tratan de aventar ninguneándolo.

El avance de la informática influye en la generación y difusión del humor generándose instancias insospechadas muy poco tiempo atrás.

UN BUEN APORTE

Con la reconocida colaboración del vanguardista crítico literario y periodista Luis Emilio Soto, (1902-1970), el genial Florencio Escardó (1904-1992) firmó “Humorismo Argentino”, (1964) con la tapa ilustrada por el extraordinario Oscar Conti (Oski) (1914-1979).

En su relativo breve e interesante estudio introductorio “El humorismo y su misión”, Escardó abordó tres aspectos “Estética del humorismo”, “Dinámica del humorismo” y “Localización del humorismo”.

“Aceptando que el humorista es una actitud, vale decir –con el diccionario- una situación, disposición o postura, se acepta que el humorismo es una potencialidad de acción; el humorista no se mueve pero el humorista tiene que moverse. Por eso no hay escuelas humorísticas, ni géneros humorísticos; hay pura y simplemente humoristas, únicos e irremplazables, inimitables e incanjeables. (…)

Nuestro país es pobre en humoristas; fundamentalmente porque nuestro ambiente es pobre en resonancias para las intenciones de la reforma y el humorista es siempre un sujeto que bien a desacomodar e intentar nuestra mejoría, y en lo específico de nuestra modalidad es no solo el permanentemente sentimiento de que no hay que cambiar, sino de que como estamos es lo mejor que podríamos y aun de que esa conformidad es un virtud elástica y maravillosa. Nuestra tendencia anímica es la de sentirnos macanudos creyendo que Dios es criollo y muy amigo nuestro y como tal, fuente inagotable de gauchadas. Los argentinos no comprenden el humorismo, porque no son lo suficientemente serios para ello. Cuando aparece un humorista se le festeja de él el recuerdo de que era un tipo divertido, pero no se atiende a la responsabilidad de su mensaje. (…)

Así lo han sentido, sin duda, nuestros grandes constructores, que capaces de humorismo tremendo, solo lo han empleado en forma ocasional y transitoria; nuestras letras poseen, tal vez, no más de cuatro humoristas de cabo a rabo (Wilde, Payró, Macedonio Fernández, Fray Mocho)”. (2)

AMPLIAMENTE INFRECUENTE

Como rara avis Florencio Escardó se destacó simultáneamente en dos actividades bien distintas: científica y escritor humorístico (Juan de Garay y Piolín de Macramé) publicadas en “Palabras sin objeto”, “¡Oh!”, “Cosas de argentinos” y “Cosas de porteños”, cuyas recopilaciones integraron varios libros, incluyendo la edición chilena de la Editorial Ercilla (1940) y, por ejemplo, la realizada por “Américalee” (CEDINCI).

Fue Presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), y miembro pleno de la Academia Porteña del Lunfardo.

Además, Director del Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez, Decano de la Facultad de Medicina y vicerrector de la Universidad de Buenos Aires; gran innovador como pediatra y sanitarista.

Fueron muchos los reconocimientos a que se hizo acreedor: “Ciudadano Ilustre de Buenos Aires”, “Premio Konex Platino 1984” y “Diploma al Mérito en Literatura de Humor”, etcétera.

A veces, genialmente, unió ambas vertientes: “Los niños son anarquistas. Y por lo tanto, antisociales. Practican un individualismo atroz. Exigen una madre para cada uno. Como no están agremiados recurren a extremos como las huelgas de hambre. Y a deshonestidades, como la trata de abuelas. Algunos agitadores profesionales exigen para ellos leche barata. Pero a los chicos, de la leche, lo que más les interesa es el envase. Por eso, prefieren la humana”.

A MANERA DE ÍNDICE

En el primer tomo de “Humorismo Argentino” focalizado únicamente en aportes literarios del Siglo XIX y las tres primeras décadas del siguiente, la selección fue: Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), Hilario Ascasubi (1807-1875), José Hernández (1884-1886), Estanislao del Campo (1834-1880), Carlos Guido Spano (1827-1918), Eugenio Modesto de las Mercedes Cambaceres (1843-1889), Miguel Cané (1851-1905), Lucio V. Masilla (1831-1913), Eduardo Wilde (1844-1913), José S. Álvarez (Fray Mocho) (1858-1903), Bartolomé (Bartolito) Mitre y Vedia (1845-1900), José Ingenieros (Giuseppe Ingegnieri) (1877-1925), Roberto J. Payró (1867-1928), Julio Eugenio Santiago Piquet García (Jotapé) (1863-1944) y Enrique M. Rúas (1883-1962).

Todos: varones, que nacieron en Buenos Aires o vivieron en la misma durante gran parte de sus respectivas carreras ejerciendo la política, lo que nos permite afirmar que aún es necesario ampliar significativamente el espectro de estudio para analizar en forma ecuánime al humor argentino.

Miguel Cané, Bartolomé Mitre y Vedia y Eduardo Wilde nacieron circunstancialmente en Uruguay y Bolivia pues sus padres estaban exilados, mientras que José Ingenieros de origen italiano y Julio Piquet montivediano emigraron a Buenos Aires.

NOTA Y REFERENCIAS

Alejandro Rojo Vivot en varias oportunidades brindó capacitaciones ciudadanas en Rivera, Uruguay.

1) André Mourois en Daninos, Pierre. La vuelta al mundo de la risa. Taurus ediciones. Página 19. Madrid, España.

2) Escardó, Florencio. Humorismo Argentino. EUDEBA. Segunda edición.  Páginas 6, 7, 8 y 9. Buenos Aires, Argentina. Junio de 1966.

Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor