APUNTES CIUDADANOS: FRANCIS GROSE Y SUS APORTES A LA TEORÍA SOBRE EL HUMOR

“La risa no es otra cosa que una gloria súbita que surge de una concepción repentina de cierta eminencia nuestra en comparación con la debilidad de otros”. (1650) (1)

Thomas Hobbes (1588-1679)

Por caso, sea la razón que sea, cuando un ser humano acomete con una cuestión que le presenta cierta dificultad casi siempre le significa un particular interés al respecto, desde hacer cima en una alta y escarpada montaña aislada en una zona despoblada, estudiar un asunto complejo y controvertido, innovar contraponiendo leyes científicas casi indiscutidas, etcétera.

Ahondar en el conocimiento referido al humor y sus manifestaciones es tarea titánica por la vastedad de las opiniones más diversas algunas notoriamente arraigadas en muchos, generalizadas simplificaciones sin demasiado sustento salvo el a mi me parece que como puntos de vista expuestos con sabiduría cabal aunque continúen abiertos a más aportes, etcétera.

OPINIÓN FUNDADA

Francis Grose (1731-1791) destacado británico del Siglo XVIII afecto al dibujo y a la escritura incluyendo trabajos satíricos como parodias; comerciante y propulsor popular de ventas de antigüedades.

Su obra literaria fue relativamente profusa y apreciada por sus contemporáneos.

En 1788 exitosamente editó “Principios de la caricatura” y “Ensayo sobre la pintura cómica”, tan apreciados por los estudiosos del humor y sus manifestaciones, recordando que en esa época en Inglaterra eran muy apreciado el humor gráfico en general y que recién en 1710 comenzó a reconocerse la propiedad de los autores con la “Ley para el Fomento del Aprendizaje, al permitir las copias de libros impresos por los autores o de los compradores de tales copias, durante los tiempos mencionados en la misma” (“Estatuto de la Reina Ana”).

“A pesar de que, con cierta razón, se considera generalmente que el arte de la caricatura es un talento peligroso, más apropiado para hacer temer a un artista que para hacerlo estimar, se debe sin embargo convenir que hay mucho de injusticia en el deseo de condenar un arte por el abuso que alguno haya podido hacer de él.

Para decidir con sensatez acerca del mérito de aquello de lo que tenemos intención de hablar, no se debe olvidar que es uno de los elemento de la pintura satírica y que, como la poesía así dominada, puede ser empleado con el mayor de los éxitos para reivindicar la virtud y la decencia insultadas, pues permite señalar a los culpables al público, único tribunal que éstos no pueden desestimar; y los hace temblar ante la sola idea de ver sus locuras, sus vicios, expuestos ante la punta acerada del ridículo, esos mismo (defectos) que ellos cubrirían con desdén de sangrientos reproches”.

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Son muy didácticos y divertidos sus valiosos ejemplos gráficos sobre la mecánica para que los rasgos, con algunas intervenciones, logren risibles formas conservando las peculiaridades suficientes para ser rápidamente reconocibles.

En retrato humorístico de, por caso, una audaz mimosa que superó los 50 años de edad con algún exceso en su peso corporal, muy revestida, a primera vista debe de ser identificada aunque sea estereotipadamente para provocar hilaridad.

En Inglaterra recién en 1918 se aprobó la Ley de Representación de los Pueblos estableciendo con restricciones el derecho al voto de las mujeres; los aportes del humor son muchos y geniales.

Es importante tener presente que algunos prejuicios de la época hoy en día han disminuido notablemente o permanecen velados.

Lo mismo un servidor público notoriamente sobrecargado de dinero que remita a prácticas corruptas, puede estar desdibujado en un despacho austero atendiendo a personas necesitadas y agradecidas que reciben una mínimamente de los aportes de los contribuyentes destinados a cubrir necesidades sociales.

A veces una gran nariz ganchuda como el pico de un ave de rapiña refuerza el alma del nefasto personaje generando una burlesca situación, tan apreciada por un vasto público y el temor de muchos enriquecidos ilegalmente alardeando que únicamente trabajan por el bien del pueblo. Siglo XVIII y XXI: sin muchas diferencias.

OTRA CONTRIBUCIÓN

Grose también publicó sus aportes al estudio del humor en las artes plásticas que, varios siglos después, sigue siendo material interesante de ser ananilizado como, entre otros a los autores que cita: Aristóteles (384 a.C.-322 a.C.), Hobbes, Charles-Antoine Coypel (1694-1752), Francis Hutcheson (1694-1746), Jhon Collet (1725-1780), James Beattie (1735-1803); todos varones.

Así mismo, la cantidad de referencias a otras obras demuestra que, aún en esa época, existía una significativa circulación cultural, aunque limitada casi siempre a los individuos con cierta capacidad económica y de relaciones personales.

“Si en los individuos ya ridículamente representados se agrega algún ligero defecto, sea moral o corporal, el efecto es aún más grande, por lo que ese defecto parece justificar la crítica y venir en su apoyo. Es preciso, lo reitero, que ese defecto sea de poca importancia, pues los crímenes y las grandes deformidades excitan la indignación y la piedad y son más adecuados para hacer llorar que para hacer reír.

Así, un soldado cobarde, un músico sordo, un bailarín de piernas chuecas, un corredor demasiado corpulento o atacado por la gota, un viejo presuntuoso, una coqueta entrada en años, un cura o un monje en un lugar de libertinaje, un juez borracho en medio de una orgía, un sastre montado sobre un brioso corcel, son todos temas cómicos. Si resulta que el monje ha sido robado y se lo representa en camisa, que el juez aparezca con el rostro cortado y la cabeza empaquetada, y que se vea al sastre caído en un lodazal, estos eventos aparecerán como una especie de justicia poética, como un castigo que todos ellos merecen por haberse salido de su esfera”.

Así mismo, bombachada “Sólo un pintor que se sienta muy seguro de su expresión se tomaría la libertad de ofrecer a su público una bambochada. Como veremos, esta producción artística administra detalles de sátira y picardía, subordinados a un tema general que no es demasiado honorable. (…) la bambochada es una pintura o dibujo de asunto burlesco, con preferencia por los carnavales, las ferias y los tumultos de taberna. Pero poca gente sabe que el iniciador de esta fórmula costumbrista fue un holandés, Pedro Van Laer, que en el siglo xvii viajó a Italia y pronto llamó la atención en esa tierra por sus escasos dones físicos. Se ve que los italianos llamaron a nuestro pintor el ‘Bamboccio’, y el mote acabó sirviendo de rótulo a este tipo de ilustraciones anecdóticas, cuyo decoro es ciertamente escaso”. (3)

MUY DESTACABLE

La edición consultada cuenta con la encomiable traducción y un completo estudio introductorio de José Emilio Burucúa (1946) y Nicolás Kwiatkowski (1977), ambos egresados de la Universidad Nacional de Buenos Aires.

NOTA Y REFERENCIA

Alejandro Rojo Vivot en 1981 1982, 1983 y 1984 publicó una serie de artículos en la Revista “Actualidad”, Buenos Aires, Argentina.

1) Hobess, Thomas. Tratado de la naturaleza humana.

2) Grose, Francis. Principios de la Caricatura. Ensayo sobre la pintura cómica. Katz Editores. Primera reimpresión. Páginas 75, 86, 87, 90, 93, 94 y 117. Buenos Aires, Argentina. 2012.

Origen y uso de la voz bambochada

3) Montenegro, Arturo. Origen y uso de la voz bombachada. Centro Virtual Cervantes. Rinconete. Madrid, España. 31 de mayo de 2005.

Por Alejandro Rojo Vivot - Escritor